Cuando tirar comida también calienta el planeta: el vínculo entre desperdicio alimentario y cambio climático

Un llamado urgente

Hace muy poco, The Lancet —una de nuestras revistas científicas de referencia— publicó un informe de alto impacto sobre dietas saludables y sistemas alimentarios sostenibles, planteando que no solo importa qué comemos, sino cuánto desperdiciamos.

Ese informe, basado en la Comisión EAT-Lancet, presenta el concepto de “Planetary Health Diet” (dieta planetaria de salud), una propuesta que busca equilibrar la salud humana con los límites del planeta. (EAT) Y uno de sus mensajes clave es claro: reducir el desperdicio alimentario es tan esencial como cambiar lo que comemos.

En este artículo exploraremos cómo el desperdicio alimentario agrava el cambio climático, cómo saber si en tu casa está fuera de control, cómo enseñar a los más pequeños a valorar los alimentos, recomendaciones prácticas para disminuirlo… y, cuando no quede otra, cómo compostar para que lo que tiras se convierta en beneficio.

Cómo el desperdicio alimentario alimenta el cambio climático

a) El desperdicio es pérdida de recursos y emisiones

Cuando produjimos ese alimento (fruta, verdura, carne, pan…), ya usamos agua, energía, tierra, fertilizantes, transporte, empaques, etc. Si no se consume, todo ese “empeño” invertido se pierde. Además, cuando esos alimentos acaban en vertederos y se descomponen, generan gases de efecto invernadero, como metano.

El informe EAT-Lancet estima que, para que las dietas globales sean saludables y sostenibles, deberíamos reducir en más del 50 % el desperdicio alimentario y las pérdidas de alimentos comparado con escenarios “business-as-usual” o donde no se modifica nuestro comportamiento actual.

Además, el informe señala que para 2050, las dietas orientadas al planeta, si se adoptan junto con mejoras en producción y reducción de residuos, podrían contribuir de modo significativo a mantener los sistemas alimentarios dentro de los “límites planetarios” (uso del suelo, emisiones, biodiversidad, ciclos de nutrientes).

b) Dietas sostenibles: menos carne, más vegetales

Otro concepto clave del informe es que no basta con reducir el desperdicio; también es necesario cambiar lo que comemos. La dieta planetaria propone:

  • Aumentar frutas, verduras, legumbres, granos enteros y frutos secos.
  • Reducir el consumo de carnes rojas y procesadas, así como azúcares y alimentos ultraprocesados.
  • Incluir con moderación pescado, huevos y lácteos en versiones más sostenibles.

Según la comisión, duplicar el consumo global de frutas, verduras, legumbres y nueces, al tiempo que disminuimos más de un 50 % el consumo de carnes rojas y azúcares, es parte del cambio necesario para lograr dietas saludables dentro de los límites planetarios.

Adoptar este patrón alimentario no solo mejoraría la salud (menos enfermedades cardiovasculares, diabetes, ciertos cánceres), sino que reduciría la presión sobre el clima y los ecosistemas.

🔗 https://eatforum.org/eat-lancet-commission/the-planetary-health-diet-and-you/
🔗 https://www.c40knowledgehub.org/s/article/Food-in-the-Anthropocene-the-EAT-Lancet-Commission-Summary-Report-on-healthy-diets-from-sustainable-food-systems

Así que si tiras muchas frutas, verduras o legumbres sin consumirlas, estás desperdiciando justo lo que el informe considera “ingredientes clave” para una dieta sostenible.

¿Cómo saber si tu desperdicio alimenticio se te ha ido de las manos?

Aquí tienes algunas señales que indican que el desperdicio en tu hogar quizá es mayor de lo que crees:

  1. Alimentos caducados o en mal estado dentro de la nevera o despensa (que olvidaste consumir).
  2. Compras impulsivas de productos frescos (verduras, frutas) que luego no usas y terminan pudriéndose.
  3. Restos de comidas frecuentes que no aprovechas: partes de verduras, cáscaras, sobras que se tiran.
  4. Porciones grandes que siempre sobran al cocinar.
  5. No revisar lo que ya tienes al hacer la lista de la compra, lo que causa duplicidades o compras innecesarias.
  6. Desconocimiento de fechas (añades al carro sin fijarte en caducidades o estado).

Si te ves reflejado en 2 o 3 de estas señales, probablemente tienes margen de mejora

Enseña a tus hijos a no tirar la comida (y por qué es crucial)

Involucrar a los niños no es solo formar hábitos: es sembrar responsabilidad y crear futuros adultos con conceptos claros como los de comer saludable y evitar el desperdicio.

Algunas ideas:

  • Cuenta el “viaje del alimento”: desde la huerta o granja hasta la mesa. Que comprendan cuánta agua, tierra y esfuerzo hay detrás de una zanahoria.
  • Haz juegos tipo “desafío sin desperdicio”, donde los niños intentan que en una comida no sobre nada.
  • Permíteles planear alguna receta con las sobras.
  • Explica el “costo ambiental” de tirar comida, usando ejemplos visuales sencillos (“si tiras esta manzana, es como tirar la luz de toda una casa por una hora”).
  • Reconoce y celebra los logros.
  • Hazlos parte de la compra y el orden de la despensa.

Cuando los niños crecen conscientes de que cada alimento tiene valor, empezarán a generar menos desperdicios también fuera del hogar.

Recomendaciones prácticas para reducir el desperdicio en casa

Aquí tienes un conjunto de estrategias concretas que puedes aplicar desde hoy:

  • Planifica tus comidas: elabora un menú semanal antes de ir al supermercado.
  • Haz una lista de compra y síguela, evitando compras por impulso.
  • Almacena bien los alimentos: en contenedores herméticos, bolsas reutilizables o kits de viaje sostenibles, con etiquetas visibles de fecha.
  • Usa la regla FIFO (First In, First Out): consume primero lo que compraste antes.
  • Congela lo que no consumirás pronto (en porciones pequeñas).
  • Reutiliza cáscaras, tallos y partes menos comunes en caldos, salsas o cremas.
  • Revisa la nevera antes de comprar.
  • Aprovecha aplicaciones que venden alimentos próximos a caducar.

Estas prácticas no solo ayudan a reducir desechos, sino que también pueden generar ahorro económico.

Cuando no hay alternativa: compostar (transformar el desperdicio en recurso)

Si un alimento ya no se puede consumir, el compostaje es la mejor opción para que no termine dañando al planeta, sino ayudando.

Beneficios de compostar:

  • Reduce emisiones de gases de efecto invernadero.
  • Cierra el ciclo de nutrientes, devolviendo al suelo lo que los alimentos tomaron de él.
  • Reduce residuos transportados y costes municipales.
  • Mejora la retención de agua y la resistencia a sequías.
  • Favorece la biodiversidad del suelo.
  • Reduce la necesidad de fertilizantes químicos.

Conclusión: pequeñas acciones que suman

El informe de The Lancet nos recuerda que el reto alimentario del siglo XXI no es solo producir más, sino producir mejor, comer mejor y desperdiciar menos. (The Lancet)

🔗 https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736%2825%2901201-2/abstract

Reducir el desperdicio alimentario, enseñar a nuestros hijos a respetar la comida, cambiar progresivamente hacia dietas más basadas en plantas y compostar cuando sea necesario son pasos que todos podemos dar.

Ejemplo: un municipio en Barcelona que incentiva el compost doméstico

En Corbera de Llobregat, el Ayuntamiento no solo incentiva el autocompostaje, sino que cede gratuitamente un compostador doméstico a quienes lo solicitan por primera vez. Además ofrece formación y asesoramiento técnico para asegurar que la experiencia sea útil y eficaz.

🔗 https://www.corberadellobregat.cat/actualitat/noticies/corbera-de-llobregat-promou-lautocompostatge-i-suma-ja-mes-de-350-compostaires.html

FAQ

¿Qué es la Comisión EAT–Lancet?
Una colaboración entre la prestigiosa revista científica The Lancet y la organización EAT, que trabaja por sistemas alimentarios saludables y sostenibles.

Breve historia de la EAT
En 2019 (actualizada en 2025), The Lancet y EAT formaron la EAT–Lancet Commission, un grupo de 37 científicos de 16 países expertos en salud, nutrición, agricultura, cambio climático y sostenibilidad.

Dieta de Salud Planetaria (DSP)
Modelo que busca equilibrar la salud humana y la del planeta, priorizando alimentos de origen vegetal y reduciendo carne, pescado y lácteos.

Límites del sistema alimentario
Márgenes seguros dentro de los cuales el sistema puede operar sin dañar el planeta.

Intensificación sostenible y ecológica
Producir más con menos impacto ambiental, apoyándose en procesos naturales como la rotación de cultivos o la polinización.

Fundamentos sociales
Derechos básicos: alimentación saludable, trabajo digno, clima seguro y participación comunitaria.

Gran transformación de los alimentos
El cambio global necesario en cómo producimos, distribuimos y consumimos para garantizar un futuro sostenible.

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