El lado oculto del plástico médico
La medicina moderna depende en gran medida de los plásticos de un solo uso: cada año se desechan más de 16.000 millones de jeringas y 15.000 millones de mascarillas en todo el mundo, según la OMS en su informe Residuos Sanitarios (24.10.2024).
Estos materiales, prácticamente inexistentes a inicios del siglo XX, hoy son considerados indispensables para garantizar higiene, rapidez y seguridad en hospitales. Pero sus beneficios tienen un alto coste:
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Liberación de químicos tóxicos al agua y al suelo.
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Emisiones nocivas por la incineración de residuos hospitalarios.
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Microplásticos y nanoplásticos presentes ya en sangre, pulmones, leche materna y placentas humanas.
Además, existe una dimensión de justicia ambiental: los impactos recaen con más fuerza en comunidades de bajos ingresos y países productores, profundizando desigualdades sanitarias y sociales.
El plástico en la salud: ¿aliado o amenaza?
El plástico es un aliado indiscutible de la medicina. Gracias a él se han mejorado la esterilidad, la seguridad y la eficacia en innumerables procedimientos. Sin embargo, un creciente número de expertos alerta sobre su otra cara: el impacto ambiental y sanitario de millones de toneladas de residuos médicos generados cada año.
En este artículo revisamos tres investigaciones de The Lancet que plantean alternativas más sostenibles en el uso de mascarillas, jeringas y pruebas diagnósticas.
1. Mascarillas: ¿deben ser siempre desechables?
Durante décadas, las mascarillas médicas se fabricaron casi exclusivamente para un solo uso. Pero, ¿es esta la única opción viable?
El primer artículo de The Lancet demuestra que los avances en materiales reutilizables y la experiencia adquirida durante la pandemia de COVID-19 ofrecen alternativas capaces de brindar la misma protección sin generar tantos residuos.
El desafío no es únicamente técnico, sino también:
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Cultural: cambiar la mentalidad en torno a lo “desechable”.
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Logístico: garantizar sistemas seguros de limpieza y reutilización.
2. Jeringas: el gran desafío del reciclaje
Cada año se utilizan miles de millones de jeringas en todo el mundo. En países de altos ingresos suelen incinerarse de manera controlada, mientras que en contextos con menos recursos acaban en vertederos o se queman al aire libre, aumentando la contaminación.
El reciclaje parece la solución lógica, pero enfrenta barreras clave:
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Contaminación biológica de las jeringas usadas.
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Costes elevados del procesado.
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Falta de infraestructuras específicas en países en desarrollo.
El estudio concluye que aún no existen soluciones perfectas, pero la innovación en materiales biodegradables y los métodos de descontaminación segura pueden abrir nuevas posibilidades.
3. Diagnósticos de punto de atención: menos plástico en cada test
Los dispositivos de diagnóstico rápido —como los test de COVID-19 o de malaria— han sido fundamentales para la salud pública, pero generan un alto volumen de residuos plásticos.
El tercer artículo señala tres posibles soluciones:
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Rediseño de los dispositivos con menos plástico.
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Uso de materiales reciclables o compostables.
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Implementación de sistemas de circuito cerrado, donde los residuos se recolectan y reprocesan dentro del mismo sistema sanitario.
Cuidar la salud sin dañar el planeta
Los tres estudios coinciden en una idea central: la dependencia del plástico en la atención médica no es un destino inevitable, sino el resultado de decisiones humanas que pueden transformarse hacia un modelo más sostenible y justo.
La innovación científica, combinada con políticas públicas, educación ambiental y perspectivas sociales críticas, puede permitirnos avanzar hacia un sistema de salud que proteja a los pacientes sin dañar el planeta.
Preguntas frecuentes (FAQ)
1. ¿Es posible eliminar por completo el plástico en la atención sanitaria?
No totalmente, pero sí reducirlo de manera significativa mediante innovación en materiales y mejores prácticas de gestión de residuos.
2. ¿Qué alternativas existen a las mascarillas desechables?
Mascarillas reutilizables con sistemas seguros de limpieza y materiales de alto rendimiento.
3. ¿Por qué es tan difícil reciclar jeringas?
Por la contaminación biológica, los costes del proceso y la falta de infraestructura específica.
4. ¿Qué significa un sistema de “circuito cerrado” en diagnósticos médicos?
Un modelo en el que los residuos generados se recogen, reprocesan y reutilizan dentro del mismo sistema de salud.
5. ¿Qué papel juegan los países de bajos ingresos en este problema?
Suelen concentrar la producción y eliminación de plásticos médicos, asumiendo de forma desproporcionada los impactos ambientales y sociales.
6. ¿Qué podemos hacer como ciudadanos?
Apoyar políticas sostenibles, exigir transparencia en la gestión de residuos médicos y promover el consumo responsable en la atención sanitaria.
Conclusión
La relación entre salud y sostenibilidad exige repensar el uso del plástico en hospitales y centros médicos. No se trata de elegir entre proteger la salud o el medio ambiente, sino de encontrar soluciones que permitan cuidar a los pacientes sin generar una crisis ecológica paralela.
La pregunta no es si podemos reducir el plástico en la atención sanitaria, sino cuándo y cómo decidiremos hacerlo.
🔗 Fuente recomendada: Informe de la OMS sobre Residuos Sanitarios.